No se lo cuentes a nadie by Noe Casado

No se lo cuentes a nadie by Noe Casado

autor:Noe Casado [Casado, Noe]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Erótico, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2017-07-01T04:00:00+00:00


—¿No habrás vuelto a las andadas? —me pregunta mi madre cuando a la noche siguiente me ve salir del dormitorio arreglado.

—Mamá, solo voy a ocuparme de mis negocios. Tranquila, ¿de acuerdo?

—Es que ese ambiente… es una tentación. Mujeres y otras cosas fáciles y tu fuerza de voluntad puede flaquear.

—He dicho que no te preocupes. Hace tiempo que aprendí la lección. No voy a cagarla —afirmo contundente.

—No me quedo tranquila en casa, te esperaré despierta.

—Ni se te ocurra —le advierto.

—Pues bajaré un rato a hacerle compañía a la señora Galiana.

—No sé qué es peor…

Le doy un beso de despedida y cojo las llaves del coche junto con la cartera, en donde llevo la tarjeta que me permite el acceso al club.

Fiorella me espera en una cafetería cercana. De nuevo se ha negado a decirme su dirección. No entiendo el motivo, no soy uno de esos tíos que se van a poner en plan pelma y van a perseguir a la chica. Podría haber ido a su trabajo, bombardearla con mensajes o cualquier otra artimaña, no obstante, he respetado su decisión; aunque me jorobe, todo hay que decirlo.

Ella me ve llegar en el coche y se acerca sin apresurarse. Me saluda con un «hola» que me suena un tanto formal, teniendo en cuenta lo que vendrá a continuación. Podríamos llenar el silencio con una conversación estúpida o hablar de los detalles del club, sin embargo, prefiero que esto último sea toda una sorpresa.

En el coche llevo sintonizada una emisora de éxitos de los ochenta, suena Little Lies[4] y ella sigue la letra, lo que me da a entender que sabe inglés.

No tardamos mucho en llegar al Exit. Dejo el coche en una de las plazas reservadas para empleados. Fiorella se baja del coche sin esperar a que yo le abra la puerta. Podría haberme esforzado y ser más atento, pero eso a ella parece darle igual.

—Por aquí —le indico, pues vamos a ir directos a la habitación, pasando solo por la zona administrativa; no quiero cruzarme con ningún cliente.

El personal del Exit nunca menciona nada sobre a quién ve o con quién. La única excepción es Gabino, que con tal de tocarme los cojones habla más de la cuenta.

—¿No vas a invitarme primero a una copa?

—En la habitación tienes un mueble bar de lo más surtido —replico, caminando sin detenerme, con ella cogida de la mano—. Además, deduzco que tienes que querrás regresar a tu casa lo antes posible y que por tanto no has venido a beber.

Me mira y sé que mi comentario ha estado fuera de lugar y que podría estropear la noche, sin embargo, ella parece entender que tengo derecho a mi pequeño rebote.

Desbloqueo la puerta de acceso a la habitación, entro yo primero y enciendo las luces. Fiorella observa la decoración, que así, a primera vista, no dista mucho de la que se puede encontrar en un hotel aceptable. La única diferencia es el enorme espejo que decora todo un lateral.

Se detiene frente a él, dándome la espalda.

—¿Crees



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